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Una de las preocupaciones que nos asalta a cualquier persona con hijos pequeños es ¿les estaré alimentando de manera adecuada? ¿nuestros hábitos alimentarios son los adecuados? Preocupación esta que, inevitablemente, trasladas al aula al observar las costumbres alimentarias de los alumnos adolescentes.
Todos vivimos en un mundo hostil en lo que se refiere a hábitos saludables; un mundo "obesogénico" en lo que lo más accesible, barato y apetitoso es precisamente lo más insano y perjudicial para la salud. La industria alimentaria ha diseñado su comida para que sea apetitosa y placentera, conquistando nuestras papilas gustativas y acostumbrándolas a determinados sabores y texturas que difícilmente encontraremos en la comida sin procesar que en realidad es...¡la verdadera comida!
De las actividades realizadas hasta ahora la que voy a utilizar próximamente en el aula será el "Recuerdo 24 horas"; lo haré antes incluso de explicar a mis alumnos que trabajaremos hábitos de alimentación saludable. De esta manera, el recuerdo no se verá influido por el hecho de que el alumno conozca el objetivo del mismo. El resto de actividades pueden ser utilizadas posteriormente tras trabajar algunos de los materiales.
Por lo general, los hábitos de los alumnos adolescentes no son los adecuados: abusan de la comida procesada y la cantidad de azúcar que consumen cada día multiplica por mucho la cantidad diaria recomendada.
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En mi opinión, el primer paso urgente es concienciar a los alumnos de la importancia que tienen para su salud futura las decisiones sobre alimentación que toman ahora. Y un paso fundamental será el estudio de toda la comida que ingieren y que aprendan las alternativas saludables que tienen para elegir. Difícil misión, desde luego, porque sus paladares y cerebros están habituados a los sabores y sensaciones que proporciona la comida procesada. Pero no por ser difícil la misión vamos a dejar de afrontarla ¿verdad?
En cuanto a los materiales, hecho de menos que no se hable del efecto metabólico de los diferentes grupos de alimentos. Se habla del equilibrio energético, es decir, se adopta el enfoque "contemos calorías" en el cual todo se reduce a calorías y todas ellas tendrían el mismo efecto en el organismo. Esto supone que se obvien varias décadas de estudio del papel de las hormonas en la obesidad y del efecto metabólico distinto de cada uno de los nutrientes. La idea "si ingieres más calorías que las que gastas engordas" como clave para el problema de la obesidad se ha demostrado muy incompleta y ha sido la base de actuaciones condenadas al fracaso a largo plazo: tomemos como ejemplo los millones de personas frustradas y con sentimiento de culpa por no poder seguir una dieta hipocalórica o por recuperar el peso una vez abandonada.